Gobierno de Sinaloa ¿En estado comatoso?

Manuel Cárdenas Fonseca
Senador

Hacer una analogía sobre la salud del cuerpo humano y el gobierno de Sinaloa no es un asunto menor. Vaya que hoy nos han inventado y creado nuevas enfermedades para que el gasto en el sector público en materia de salud sea exponencial, sea que no se hace nada para que se incremente la obesidad en menores y sean el oro del mañana de todos los depredadores económicos de medicinas y hospitales, o bien, con actitudes corruptas generen problemas para desviar atenciones de asuntos graves con circo “cortoplacista” en la inmediatez de su pequeñez de acción y pensamiento.

La salud de las personas está dañada y constantemente amenazada por la contaminación ambiental, la depredación del medio ambiente en su flora y fauna, los artículos mal llamados alimentos que provocan enfermedades crónico-degenerativas y así, atendiendo a la codicia de los que buscan aumentar el saldo en sus billeteras a costillas del jodido, los gobernantes no cantan mal las rancheras.

El gobierno de Sinaloa, en su estado comatoso, eso que es relativo al coma (1. m. Estado patológico que se caracteriza por la pérdida de la conciencia, la sensibilidad y la capacidad motora voluntaria. RAE), trae perdida la brújula de su actuar en los temas importantes como el dispendio de la anterior administración, el cual según voces del mismo gobierno se acerca a los 10 000 millones de pesos mal gastados y no hay evidencia seria que diga que están queriendo corregir; el fracaso en materia de brindar seguridad pública y mucho menos esclarecer una serie de asesinatos de alto impacto en la sociedad y la tranquilidad de la población; qué decir de la estructura del gasto en el que hay compromisos de gasto sin fuente de pago o sin soporte legal para hacerlo como es la inexistencia de convenios con las secretarias de la Defensa Nacional o Marina continuando con un indebido gasto que lo menos que advierte es peculado, sin dejar de lado los impuestos como IEPS o ISR y la apropiación de las aportaciones a la seguridad social de los trabajadores.

En ese circo de varias pistas, el poder ejecutivo estatal (gobernador) como soberano fáctico y patrón del poder Legislativo, sorprendió con una iniciativa de ley que se sumó a otras que pretendían, y lo lograron, reducir el número de diputados locales “atendiendo al sentir de la población” debido a la mala fama pública provocada por el desempeño legislativo y, ahora, haciendo a un lado la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes generales que está obligado a respetar y observar, manda de ÚLTIMA HORA, una iniciativa que pretende reducir el tiempo para realizar campañas políticas y modificar el subsidio a partidos políticos en los tiempos en que no existan elecciones.

En el primer caso (reducción de legisladores) el ahorro es nimio ante los gastos excesivos de guaruras, automóviles, comidas y gastos de representación de los burócratas, más giras de “trabajo” con todos los cortesanos, cuando que el problema del poder legislativo no es su número de integrantes sino la falta de autonomía real y la libertad de pensamiento de los diputados (con excepciones temporales y temáticas) con una acendrada actitud de sometimiento al “señor gobernador”, y en el segundo caso (la iniciativa de reducción de tiempos de campaña y subsidio en años no electorales), primero lo hacen sin atender a las leyes federales y lo que las mismas imponen, al margen de existir iniciativas sobre el particular en el orden federal que es el competente, sino que lo hacen queriendo se viole, por enésima vez, el proceso legislativo.

En esta costumbre de “rey” y lacayos, algunos diputados locales despiertan de su letargo y exigen (aplauso para ellos) se respete el proceso legislativo para que no suceda lo que pasó con la aprobación de hospitales en la LX Legislatura, evento en que la Comisión de Protocolo no había sesionado y no me pudieron presentar los documentos que acreditaran lo contrario (igual después hicieron documentos de escritorio para subsanar documentalmente su fechoría), pero el priismo de Mario López Valdez y su panismo seguidor a “ciegas”, aprobaron dichos proyectos de inversión los que reflejaron inconsistencias y malos manejos de origen y ahí sigue el problema.

Sin embargo, a la par de este desaseo entre poderes, salen a la palestra comunicadores que por un lado exigen exista un estado de derecho, pero por el otro aplauden que se viole para lo mediático que se vuelve más caro, más oneroso, al enfrentar aspiraciones legítimas de la sociedad con cochinero legal de procedimiento y competencias.

No le falta razón al empresario que me dice: “creen que con esa iniciativa y su escandalito en los medios van a lograr que se nos olvide lo inservible de su gobierno, si son los mismos y se solapan entre sí”.

Sin embargo, creo que la sociedad está reaccionando ante tanto desdén de los gobernantes para atender los temas graves y que más lastiman nuestra tranquilidad y desarrollo armónico. Como también dice otro personaje: “se le mueve la patita”, no ha muerto el tema, “está en coma”. Pienso que igual sucede con la nueva ley Federal de Trasparencia y Acceso a la Información Pública que en el orden federal está dando resultados aun cuando la plataforma no ha podido resolver la opacidad en los gobiernos estatales y municipales (Sinaloa es un ejemplo).

Es cierto que se pueden cometer errores, pero los errores no son tal cuando en realidad son acciones meditadas e implementadas para confundir más; sin embargo, a pesar de ser el eslabón más débil de la cadena de mando en los tres órdenes de gobierno, de ser cierto en los hechos que el alcalde de Culiacán está reorientando el gasto para dar los primeros pasos y resolver el problema de la policía municipal y las consecuencias de lograrlo (si lo dejen los otros dos promiscuos [órdenes estatal y federal]) tenemos esperanza.
¡Muchas gracias y sean felices!

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@m_cardenasf

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