BRECHANDO
21-10-2025
Antonio Quevedo Susunaga
Los partidos políticos en México se hicieron chiquitos, el PAN dio un paso a la ultraderecha, el PRI lo trae arrastrando Alito Moreno por todo el país como un cascarón, el Movimiento Ciudadano se ubica como el PAN naranja, el Verde y el PT son partidos rémoras, que viven de Morena.
En realidad, Morena debe estar muy tranquilo, las elecciones del 2027, las tiene ganadas, siempre y cuando no se dividan.
El liderazgo de Andrés Manuel López Obrador “hirió de muerte” al PAN y al PRI, en el 2018, les quitó el poder, en seis años los despojó de todo el poder que presumían, los arrojó fuera del Poder Legislativo, les quitó las gubernaturas y les impuso un lema para sepultarlos, “por el bien de todos, primero los pobres”.
De un plumazo, López Obrador despojó a los partidos de todas las posibilidades, debido a que consolidó un electorado popular, que nunca podrán igualar el PAN, con su grupito de ultra derecha, ahora con su lema de la renovación se quitó la máscara y se acercó a los partidos fascistas, como es la línea del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que terminará odiado en su propio país.
Es imparable el liderazgo que construyó Andrés Manuel López Obrador, a pesar de sufrir trampa, robo de elección como lo hizo Felipe Calderón, como cuando fue jefe de gobierno de la Ciudad de México, que lo desaforó Vicente Fox Quezada y que finalmente les ganó la presidencia y sus historias perversas las hizo añicos.
Los dirigentes de los partidos políticos son una mala caricatura, empezando por Alito Moreno, que al aferrarse al PRI lo sigue aniquilando todos los días y anula a los miles de militantes que dicen que tienen.
El otro dirigente que da vergüenza, Jorge Romero del PAN, sin discurso, sin un respaldo social, con planteamiento que dejan ver que no está seguro por el camino que debe conducir a su partido y con la supuesta reforma prácticamente llevó a la fila del fascismo al PAN, al dar un paso a la ultraderecha, que en México no tiene muchos seguidores.
El nuevo lema del PAN, es “Patria, Familia y Libertad”, sólo le faltó la palabra “Dios” como lo tienen los partidos de la ultraderecha a nivel mundial, y seguramente no le pusieron “Dios” porque en México es anticonstitucional.
Los mexicanos estamos siendo testigos del desbordamiento de los viejos partidos, que han gobernado en los últimos cien años, que durante ese tiempo, sus dirigentes y grupos poderosos saquearon al país.
La cruda realidad es que el PAN, con su renacimiento o su reingeniería, se alejó aún más del voto masivo en México, los mexicanos no están de acuerdo con los partidos o gobiernos fascistas.
La refundación del PAN, seguramente se dio en la palabra, porque en la realidad política, los que siguen dominando son las viejas castas panistas, los grupos que tienen el control de las estructuras partidistas y los jóvenes que dicen que están interesados son como un collar que adorna al partido.
El construir un liderazgo, como el que hizo López Obrador, tiene mucho esfuerzo, tiene principios, tiene valores y tiene una congruencia que se pone a prueba, aunque muchos panistas y priistas no estén de acuerdo con esto.
Y el ejemplo es muy claro, si la presidenta Claudia Sheinbaum, que tiene el bastón del poder que le dio AMLO, torciera el rumbo, obviamente que estaría poniendo en riesgo la base de dicho movimiento.
De mantenerse Morena con dichos principios políticos que les heredó López Obrador, no hay duda de que volverán a ganar en el 2027 y en el 2030, nuevamente la presidencia de la república, aunque muchos chapulines van a quedar en el camino atorados.
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