BRECHANDO
27-04-2023
Antonio Quevedo Susunaga
El fortalecimiento del PRI en Sinaloa significa un gran reto contra el tiempo y la fuerza política que tiene Morena en el escenario estatal, en donde el gobernador Rubén Rocha Moya, se quedó con una parte de este partido que le entregó Quirino Ordaz Coppel, que terminó siendo expulsado por el dirigente nacional Alito Moreno.
En la mente de muchos priistas sinaloenses, está la idea seria de la reestructuración del PRI, en recuperar su fuerza mediante una convocatoria de unidad, alejados de los intereses políticos comprometidos que los separan.
El regreso del exgobernador Quirino Ordaz Coppel, no le preocupa al PRI, porque fue expulsado al aceptar la embajada en España, como también acusado de haberle entregado el PRI de Sinaloa al presidente Andrés Manuel López Obrador para hacer ganar, al ahora gobernador Rubén Rocha, que a cambio le ofreció inmunidad, esto es, que no sería investigado en su administración.
El nuevo ánimo del PRI, que alienta el dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, que busca ponerle a un dirigente que vuelva armar al nuevo y viejo PRI.
En el ánimo de muchos priista y viejos dirigentes, se pronuncian para que la nueva estructura del PRI, sea dirigida por una mujer, de ahí las priistas que levantaron la mano como son: Erika Sánchez, Irma Moreno, Nubia Ramos y Maribel Chollet, que son priistas reconocidas en Sinaloa, que tienen un buen escenario político en los órganos legislativos y alcaldías.
Es posible que muy pronto Alito Moreno reciba para dialogar con relación a sus aspiraciones a Irma Moreno y a Erika Sánchez, como también a Manuel Osuna y Gomer Monárrez, que tienen méritos políticos para aspirar a ponerse al frente del PRI en Sinaloa.
La nueva dirigencia del PRI, tendrá una gran distancia de las influencias políticas del ex gobernador Quirino Ordaz, que tiene a su gente metida en el poder legislativo estatal de Sinaloa con Rocha Moya, gente que abandonó su espíritu priista, como lo vemos en su desempeño en el Congreso del Estado. Estos legisladores se acercan a Rocha Moya porque no tienen otro cobijo y son los encargados de hacer el trabajo político indeseable.
Las mujeres y los hombres priistas que aspiran dirigir el partido tienen expedientes limpios, tienen conocimiento pleno de la operación el partido y tendrán el reto de convertirse en una auténtica oposición a Morena en Sinaloa.
Los priistas saben que Morena no tiene trabajo político en la mayoría de los municipios, no les otorgan recurso, hay un trabajo muy deficiente de los nuevos alcaldes.
Los mismos priistas de Alito Moreno, que están en el proceso de reactivación política, tienen la expectativa de participar en el 2024 con buenos candidatos y con posibles alianzas con el PAN, Movimiento Ciudadano y no descartan acercarse para una posible negociación con el Partido Sinaloense, en caso de que Morena lo deseche.
Los mismos priistas tienen claro que después del 2024, será otra historia en la administración del gobernador Rubén Rocha Moya, dado que estará en su declive político, termómetro que conocen muy bien los priistas.
Los mismos priistas observan que el priista Fernando Pucheta, un dirigente que se había unido a Rocha Moya, finalmente renunció y regreso a militar en el PRI, situación que convierte a Mazatlán, un territorio de arenas movedizas.
El PRI, en Culiacán, tienen pleno conocimiento que Rocha y su equipo le ganaron “a la mala “razón por la cual, ven fácil recuperar políticamente este territorio político.
En otros municipios, el PRI no ha dejado de medir el quehacer político en cada municipio, como el crecimiento del PAS, de unir estas fuerzas de alrededor de 250 mil votos con los 300 mil del PRI, pueden meter en un gran aprieto a Rocha y a los de Morena, que han abierto muchos frentes políticos para el 2024.
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