La Mujer en las Religiones

Cómo se viven los contras sentidos en el día a día ¿Qué más hacer?

Me felicito porque la “olla de presión” soltó la presión y en nuestro país se manifestaron las mujeres en contra de la violencia que sufren en el día a día y la ausencia de justicia.

Son esos momentos que hacen que verdaderamente gire la perilla y la historia se empiece a contar diferente; se logra que quienes han buscado mantener privilegios respecto de otros y en este caso en función del sexo o género diferente (que no contrario) sean exhibidos y se logren acciones que reduzcan esa terrible brecha de igualdad/desigualdad ante la ley y las oportunidades para la vida (aquí se incluye todo: salud, trabajo, esparcimiento).

El asunto es complejo, intrincado, y requiere de seguir avanzando para solucionar las muy justas demandas de las mujeres que han tenido siglos sufriendo infamias si bien los tiempos y realidades han sido distintas y no pretendo descontextualizar el ayer del ahora.

Por ahí circula la imagen gráfica de lo conocido como “la pirámide de la violencia machista” o bien “iceberg de la violencia de género”, la cual si bien no obedece a una base científica describe en forma muy simple y entendible la parte causal que se mueve ascendentemente hasta llegar a su cúspide que es el asesinato.

Siempre ha sido complicado entender las dinámicas sociales que reaccionan a mensajes subliminales, simbólicos, gráficos, “escondidos” en la guerra comercial de la sociedad de consumo actual, pero de muy fuerte impacto en las conductas de las personas y, si la costumbre es fuente del derecho, la otra principal fuente del derecho es la religión.

Ahora entonces, las reglas jurídicas aplicables a nuestra convivencia cotidiana tienen como origen la religión y la costumbre y, por tanto, de ellas emanó la moral que a su vez fue tratada por la ciencia (ética) y luego por el derecho, este derecho que impone reglas de conducta, marco normativo que te dice qué hacer y qué no hacer, qué está permitido sin sanción y qué es sancionable.

Es por lo anterior que debemos hurgar en cómo ven las personas en su universal individualidad lo que, por una parte, con todo derecho se exige, cuando por la otra, en actos de fe se contradicen y consumen su mente día a día y con fervor que no permite análisis alguno.

¿Qué se debe interpretar en documentos, obras magníficas, como La Biblia y el Código de Hammurabi que normaron nuestra moral y conducta?

Dejo en claro que no profeso ninguna religión y soy respetuoso de todas ellas, sin embargo, cuando veo expresiones de muchas mujeres (que conozco y que se dicen fervientes católicas) también advierto que ni ellas ni sus parejas (esposos o compañeros) entienden lo que su Dios quiso para cada uno de ellos (hombre-mujer) y entonces es lugar común para distorsionar y enfrentar creencias con vida diaria. Vaya problema, sí que está muy complicado y, por tanto, cuando, por así decirlo, se brinca de la “a” a la “m” en el abecedario o no se sabe que en otros idiomas la “h” tiene sonido, aparece más problemas.

Sin embargo, es fundamental que los prelados o cualquier persona que hable desde religión alguna se pongan al día e instruyan a los sacerdotes/representantes para que hablen diferente y no jueguen con el marcador y, eso, creo que ayudará en mucho a que un pueblo, como se dice, Guadalupano, dé un giro radical en beneficio de las mujeres y la urgente reducción de la violencia en su contra en todas las manifestaciones. Mujeres de México y del mundo ¡Vayan! ¡Vamos! a dirigir un mensaje distinto a los que nos hablan desde la fe para tener un significativo avance en sus justas demandas.

La Biblia junto con el Código de Hammurabi (documento aceptado y aplicable para organizar, regular y controlar la convivencia en la antigua Mesopotamia) son las fuentes de nuestras conductas actuales si bien este último dejó en claro que el castigo a una indebida conducta se regía por un intercambio equivalente (ojo por ojo, diente por diente), punto, se acabó.

El Código de Hammurabi se considera el origen de muchos conceptos jurídicos modernos sin soslayar que se dice o se acepta el que sus orígenes (del Código) sean divinos e inmutables.

De lo anterior podemos rescatar que, sí, hay que ir contra la impericia, la incapacidad, la corrupción y complicidad de fiscales que en muchos casos pueden ser empleados informales de delincuentes de todo tipo: también hay que ir hacia los legisladores con plena objetividad y que no se nos nuble el pensamiento evitando que se legisle por moda, capricho y una total pérdida de objetividad (muy común en los legisladores) pues varios de ellos también van por los intereses de agrupaciones de muy diverso tipo (abierta o encubiertamente); para lograr construir un “nuevo piso” legal, de fácil observancia y de aplicación eficaz y eficiente para que los que irrumpan el mismo y sean llevados ante la justicia y sancionados ejemplarmente (justicia laboral, penal, etcétera).

A nuestras hijas llevarlas al conocimiento de otras habilidades o destrezas como la defensa personal, y en el seno familiar o de convivencia no nada más hablar y hacer mofa (se viven en todas direcciones), hay que inculcar el orden y el respeto, también las obligaciones y socializar que la violencia en cualquiera de sus manifestaciones deja un esquema en el que todos pierden, más no por ello se debe dejar sin sanción el agresor.

Estos son sólo una parte de mis pensamientos respecto de este despertar en México contra la violencia de género (en cualquier sentido, pero ahora es contra la mujer) existiendo mucho más sobre el particular. Son tantas las mujeres que bien pueden organizarse y en ello las acompañamos hombres para focalizar sectores a concientizar y cambien.

¡Muchas gracias y sean felices!

cardenasfonseca@hotmail.com

www.manuelcardenasfonseca.mx

@m_cardenasf

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