CRISIS FINANCIERA

Los partidos políticos llamados nacionales, se encuentran en una grave crisis financiera, el PRD arrastra prácticamente una deuda impagable y el PRI no tiene dinero ni para pagar la elección de su dirigente.

De la crisis financiera del PAN sabemos poco, aunque conocemos su crisis política, a través del ex presidente Felipe Calderón que nos habla de la fractura de su antiguo partido y la pérdida del rumbo.

En éste contexto financiero y político de los partidos que pueden ser oposición en México, podemos deducir que pasará tiempo para volverlos a rehabilitar, recuperar su fuerza económica, su credibilidad política, acercarse a la sociedad y crear proyectos conjuntamente.

El perredismo vivió la abundancia de los recursos que recibió del Estado, como lo recibió el PAN y PRI; sin embargo, pensaban en administrar esa riqueza sin importarles lo que estaba pasando en la sociedad y esa falta de interés partidista se terminó con el voto del pasado mes de julio del 2018.

Los tres principales partidos fueron derrotados por una sociedad que no tuvo que salir a las calles con pancartas para exigir que cambiaran, sólo con su voto, su decisión de qué país deseamos los mexicanos tener.

Las protestas y acciones del PAN en el Poder Legislativo, lo alejan más de la sociedad, expresan confusión y desatino político, deja sentir su falta de liderazgo que pueda conducirlo en esta complicada crisis. A Marko Cortés le quedó muy grande la silla de dirigente en estas circunstancias.

 

 

DESCONFIANZA DE LA SOCIEDAD

 

 

Según las encuestas el 75 por ciento de la sociedad mexicana dejó de creer en los partidos, más del 50 por ciento no está de acuerdo con la democracia y ni con el Sistema de Partidos Políticos, debido a que los miembros de los partidos dejaron de trabajar por la sociedad, permitiendo que la impunidad creciera al 95 por ciento, la corrupción fuera el único mecanismo dominante y las instituciones que dirigían los miembros de los partidos dejaron de funcionar.

En México estamos viendo que un solo candidato, provocó una “verdadera revolución pacífica”, es el caso de Andrés Manuel López Obrador, quieran reconocerlo o no deseen darle crédito, en la práctica es lo que ocurrió.

Les ganó a todos los partidos, echó de los poderes legislativo federal a la mayoría de los políticos y caciques que lo acaparaba, ganaron los municipios y los estados están en la posibilidad de que los partidos que los gobiernan pierdan.

En México, no es la fuerza extraordinaria de Morena, es el hartazgo de la sociedad mexicana, que desea que las cosas cambien y hasta el momento sólo una persona, bien o mal, está ofreciendo esa alternativa y es López Obrador.

La sociedad de los mexicanos no es la única que desconfía de los partidos y de los experimentados políticos que se han dedicado hacer grandes negocios, son todos los habitantes de América Latina y del mundo que están soportando gobernantes corruptos.

López Obrador se ganó la confianza de los mexicanos, que le siguen apostando a que haga cambios, esto va más allá del sistema de los partidos políticos, que en México no es suficiente hacer una refundación de los partidos, hacer nuevas propuestas, hacer nuevos programas, ofrecer que trabajarán por el bien de la sociedad, nada de esto es suficiente.

En México, el gobierno federal del actual presidente cambió radicalmente el sistema de gobierno, de hacer “una guerra contra el narco y la delincuencia”, buscar las causas de inconformidad y plantear la paz. Los mexicanos no quieren más violencia, más muertos, quieren empleo y armonía.

La desconfianza no es sólo de la política neoliberal, viene desde la colonia, ha sido fuertemente alimentada por las élites políticas, la independencia, la dictadura porfirista, el autoritarismo del priismo, los gobiernos neoliberales, una clase corrupta que uso el gobierno para robar.

En los estados del país, los partidos no existen, siguen derrotados, los ciudadanos están observando cuidadosamente quienes de los ciudadanos aspirantes a gobernar pueden reunir los requisitos de honestidad, transparencia y a quién se le puede dar el voto de confianza, en éste caso, no importan los partidos.

Los aspirantes a gobernar los estados, deberán establecer una auténtica comunicación con los ciudadanos, dar a conocer cómo ayudarían a resolver sus problemas y qué hacer para atender las urgencias como país y estado. Esta actitud la deberán asumir en cada secretaría, dirección y jefatura. En los tres niveles de gobierno, si no hay esto, no habrá el voto de confianza.

 

 

BRECHANDO

 

 

…El juego para los aspirantes a gobernador será cada vez más difícil, porque a través de las redes sociales, los ciudadanos dan a conocer lo que saben bueno y malo de esos aspirantes.

…Los que aspiran a gobernar a Sinaloa, muchos vienen del PRD, otros del PAN, otros de partidos independientes y algunos priistas. Pero esto para los ciudadanos sería no cambiar nada.

…Los alcaldes administran la pobreza de los municipios, sus obras no se alcanzan a ver, en aquellos municipios tradicionalmente fuertes económicamente, no se diga en los serranos que la miseria los ha marcado siempre.

…Es posible que, de las filas de la sociedad civil, del sector empresarial, del gobierno en turno, salga la persona que los ciudadanos decidan apoyarla con su voto en el 2021. La moneda está en el aíre.

antonio_brecha@live.com.mx

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