“Nuestro futuro ¿En Manos de quienes?”

Pareciera que sin piedad buscan arrebatarnos la tranquilidad

Corría el mes de noviembre de 2004 y Colín Powell renunciaba a su cargo como Secretario de Estado (posición más importante en el gobierno de Estados Unidos de América después del Presidente) y así dejaba uno de los gobiernos más injerencista de la época moderna de ese país, la administración de George W. Bush. Antes de entregar su encargo viajó a varios países en los que se incluyó México, lo que hizo en el mes de diciembre de ese mismo año y, si mi memoria no me falla, ante los avances de preferencia electoral de Andrés Manuel López Obrador, en entrevista con Joaquín López Dóriga, éste le preguntó a Colín qué si como veía que el gobierno mexicano fuera gobernado por la izquierda, a lo que Colín respondió, parafraseándolo, que el gobierno de Estados Unidos mantendría las relaciones con el gobierno que el pueblo de México votara, fuera de izquierda, derecha o inclusive militar.

Lo que ha venido sucediendo de entonces a la fecha es que, después de tan cuestionada elección entre Andrés Manuel y Felipe Calderón (0.25 % de diferencia) en la que Roberto Madrazo (PRI) no impugnó casillas electorales para que no se rebasara el porcentaje que nos llevara a otra elección (lo que consumó el triunfo legal de Felipe), con el gobierno de Felipe, el avance de los mandos militares en nuestro país ha crecido vertiginosamente en la estructura de poder, así las áreas de seguridad pública de municipios y entidades federativas, las corporaciones policiacas, los puertos y marina mercante, el sistema penitenciario, cascos azules, entre otras estructuras de poder político y administrativo, ya no se diga la información de inteligencia

Pues bien, los dueños del poder que no descansan y hacen planeación en prospectiva para incrementar su renta (económica) sin importar la vida de los pueblos (la paz es el negocio so pretexto de la guerra), poco a poco nos acercan a un punto en el que, sea por imaginación, chascarrillo o información cierta, el presidente de los mexicanos ya “olfatea” y saca a la mesa de la discusión las intenciones de “un golpe de Estado”.

En la vida de las sociedades o pueblos, los eventos se trabajan por aproximaciones sucesivas y, lo que empieza como rumor en la estrategia de “sembrar” el tema que les conviene a los promotores, poco a poco se queda en el imaginario colectivo.

Por aquellas fechas (2004) sosteníamos de la gravedad que representaría un gobierno militar y afirmé que si Colín Powell nos dejaba ese aviso era porque el agua del río hacía ruido y un funcionario (integrante de la esfera de poder en el mundo) de esa importancia, tan influyente como él, para definir el destino de diversas regiones del planeta tierra lo mencionaba tan educadamente, no nada más era alarmante, sino totalmente digno de considerarse como un riesgo real para nuestra democracia y paz social.

Yo sostengo, desde hace 25 años, que la función primordial de un gobierno es dotar de seguridad pública a sus gobernados para garantizar la seguridad de sus vidas y sus bienes creando el mejor entorno para que los agentes económicos se desenvuelvan competitivamente y se genere progreso con paz, armonía y calidad de vida. Sin embargo, los dueños del poder en el mundo, van rotando los escenarios en función de sus intereses en diversas latitudes y, es ahí, en donde el gobernante debe asumir sus funciones primigenias para alejar esas tentaciones propias de intereses externos.

México, nosotros, su pueblo, en su mayoría, pareciera que estamos de rehenes de aquellos que en esa estrategia de sembrar inestabilidad para intereses “obscuros” nos enganchamos y abonamos al caldo de cultivo de esos enfrentamientos cada vez más álgidos, ya sea atacando instituciones con autonomía, poderes de la unión, grupos empresariales de los más pudientes y, quisiera estar absolutamente equivocado, pero mis datos reflejan que nuestra convivencia va emporando y la estructura económica formal deteriorándose creciendo la ilegalidad e informalidad, situación que, si ese es el sentido de haber promovido paulatinamente tal deterioro, pues llevan muy bien su tarea y no veo como lo podamos detener.

Si a lo anterior agregamos que el actual embajador de Estados Unidos de América en México, ha logrado, al través de las denominadas “benditas redes sociales”, como ningún otro embajador del mundo, en cualquier época, una empatía con los mexicanos e inicia recorridos por las distintas entidades del país pulsando el ambiente de las personas en diferentes regiones y sus temas pasan por inseguridad, migración y drogas, la agenda temática queda circunscrita (aderezada con negocios) en la zona de alto riesgo.

Un millón y más veces, en México, se ha dicho por la mayoría de las voces que Estados Unidos no tiene amigos, que sólo tiene intereses y, de ser eso cierto, entonces ¿De qué lado encontramos el mal menor? Si en la pugna interna de ese país también los enfrentamientos han escalado de tal suerte que, si en lo económico se dice que “si Estados Unidos estornuda México contrae neumonía”, ahora entones, aderezado eso con acciones bélicas trasladadas al combate de aquello que no quiere Estados Unidos de América como el recibir drogas duras como el fentanilo y las sintéticas ¿Qué nos depara?

Ahora si me encuentro más preocupado que nunca respecto de la viabilidad de nuestra democracia en los términos de elecciones “limpias” y nuestra añorada paz social que no se ha visto irrumpida por niveles de violencia como muchos países del continente americano del río Bravo hacia el Sur. Cuidado, nada nos dice que alguien no quiera meternos en más problemas y muy graves pero que les reporte utilidades

Cuidado que, en lo que uno busca resolver su día a día, otros, están pensando en cómo hacer tal daño que les reporte ganancias nuestra desgracia.

¡Muchas gracias y sean felices!

cardenasfonseca@hotmail.com

www.manuelcardenasfonseca.mx

@m_cardenasf

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